miércoles, 8 de octubre de 2008

El brunch

Muchos restaurantes se están apuntando a la moda del brunch los domingos. Muchos de ellos, con éxito (el Café Oliver, al que asisten hasta reconocidos cocineros como Darío Barrio... por algo será) y otros, aunque también tienen buena aceptación, no han sabido aprovechar el término para ofrecer un menú de calidad (como el Nina Madrid).
Sin embargo, esto es importante: ¿Qué es el brunch?
La palabra brunch (así como la actividad a la que da nombre) es una mezcla entre el desayuno (Breakfast) y la comida (lunch). Es un invento norteamericano y se dice que ya existía en el siglo XIX. De hecho, ya en 1896, el semanario británico Punch proclamaba en sus páginas: "To be fashionable nowadays, we must brunch". Algo así como: "Si quieres ser moderno, pásate al Brunch". Este invento no sólo ha sobrevivido hasta nuestros días, sino que ahora es una de las cosas más modernas de la oferta gastronómica de toda Ciudad con mayúsculas que se precie. No es para menos, pues personalidades como Churchill tomaban el Bruch.
El origen no está claro: Por una parte se dice que surge cuando los campesinos se despertaban tarde los domingos y unían los desayunos y almuerzos en una sola sesión. Ahora (sobe todo en ciudades norteamericanas, y en todo el mundo gracias a la influencia, quizá, de Sexo en Nueva York) es una reunión social más, que propicia las quedadas mañaneras con amigos o simplemente un fin de fiesta genial. O pasarte por el rastro y tomar el brunch en cualquier restaurante de la latina en Madrid.
¿En qué consiste exactamente el brunch? Hay diferentes modalidades... La tradicional, calcada del modelo americano se compone de zumos, cócteles como el Bloody Mary (su fama de antídoto contra la resaca tiene gran importancia en este caso), yogures y batidos; tampoco puede faltar un café bien cargado y el champán. De comer, huevos benedict es el plato típico, los bagels (bollitos americanos tipo donut pero de sabor salado que se aderezan con semillas de amapola y otros frutos secos y se comen rellenos de bacon, huevo, queso o cualquier cosa), el salmón ahumado con philadelphia, además de bollos, panecillos, bacon, frutas, patatas fritas, tostadas, tortitas... ¡Y cualquier cosa que pudiera estar en un almuerzo o en un desayuno de fin de semana!
El modelo español, más cañí, incluiría tapas, pinchitos, vinos y cosas propias del aperitivo dominical. La cerveza -también buena para aliviar los síntomas de la resaca- o el vermouth, la tortilla de patatas, o las tostadas con tomate y jamón... es el toque patrio que muchos restaurantes de Madrid aportan a la moda neoyorquina.
Si alguien quiere hacerlo en casa, puede añadir su toque personal, claro, porque el brunch agradece todo. Una buena opción es hacer mermeladas caseras (en el blog Cuchara de Palo hay recetas para dar y tomar) y acompañarlas de bollitos recien comprados o hechos en casa. ¡El brunch, y el que lo prueba, lo agradece todo!
Araceli Ocaña

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